jueves, 12 de mayo de 2011

La novela celestinesca

Aquí tenéis un fragmento de La lozana andaluza de Francisco Delicado.

La señora Loçana fue natural compatriota de Séneca, y no menos en su intelligencia y resaber, la cual desde su niñez tuvo ingenio y memoria y vivez grande, y fue muy querida de sus padres por ser aguda en servillos y contentallos. E muerto su padre, fue neçessario que acompañasse a su madre fuera de su natural, y esta fue la causa que supo y vido munchas cibdades, villas y lugares d'España, que agora se le recuerdan de cassi el todo, y tiñíe tanto intellecto, que cassi escusaba a su madre procurador para sus. negocios. Siempre que su madre la mandaba ir o venir, era presta, y como pleiteaba su madre, ella fue en Granada mirada y tenida por soliçitadora perfecta e prenosticada futura. Acabado el pleito, e no queriendo tornar a su propria cibdad, acordaron de morar en Xerez y pasar por Carmona. Aquí la madre quiso mostrarle -[fol. 3v]- texer, el cual officio no se le dio ansí como el ordir y tramar, que le quedaron tanto en la cabeça, que no se le han podido olvidar. Aquí conversó con personas que la amaban por su hermosura y gracia; assimismo, saltando una pared sin licençia de su madre, se le derramó la primera sangre que del natural tenía. Y muerta su madre, y ella quedando huérfana, vino a Sevilla, donde halló una su parienta, la cual le dezía: «Hija, sed buena, que ventura no's faltará»; y assimismo le demandaba de su niñez, en qué era estada criada, y qué sabía hazer, y de qué la podía loar a los que a ella conoscían. Entonçes respondíale desta manera: «Señora tía, yo quiero que vuestra merçed vea lo que sé hazer, que cuando era vivo mi señor padre, yo le guisaba guisadicos que le plazían, y no solamente a él, mas a todo el parentado, que, como estábamos en prosperidad, teníamos las cosas necessarias, no como agora, que la pobreza haze comer sin guisar, y entonçes las espeçias, y agora el apetito; entonçes estaba ocupada en agradar a los míos, y agora a los estraños.»

TEATRO EN EL EXILIO

Este vídeo pertenece a una representación de La dama del alba de Alejandro Casona.

miércoles, 6 de abril de 2011

Teatro en el pueblo

Miércoles, 6 de abril de 2011, 22:00 h.

El caballero de Olmedo de Lope de Vega.
Versión y Dirección: Fernando Urdiales.

Premio Mejor Espectáculo Festival Garnacha de Rioja 2010. Premio Mejor Actriz Secundaria Festival Garnacha de Rioja 2010 a Rosa Manzano.

Premio Festival Olmedo Clásico 2009. Premio de la Unión de Actores de Castilla y León 2010 a Rosa Manzano y Luis Miguel García

viernes, 1 de abril de 2011

LA GENERACIÓN DEL 27

TEXTOS PARA COMENTARIO
PEDRO SALINAS

UNDERWOOD GIRLS
Quietas, dormidas están,
las treinta, redondas, blancas.
Entre todas
sostienen el mundo.
Míralas, aquí en su sueño,
como nubes,
redondas, blancas, y dentro
destinos de trueno y rayo,
destinos de lluvia lenta,
de nieve, de viento, signos.
Despiértalas,
con contactos saltarines
de dedos rápidos, leves,
como a músicas antiguas.
Ellas suenan otra música:
fantasías de metal
valses duros, al dictado.
Que se alcen desde siglos
todas iguales, distintas
como las olas del mar
y una gran alma secreta.
Que se crean que es la carta,
la fórmula, como siempre.
Tú alócate
bien los dedos, y las
raptas y las lanzas,
a las treinta, eternas ninfas
contra el gran mundo vacío,
blanco en blanco.
Por fin a la hazaña pura,
sin palabras, sin sentido,
ese, zeda, jota,i...


JORGE GUILLÉN

LOS INTRANQUILOS
Somos los hombres intranquilos
en sociedad.
Ganamos, gozamos, volamos.
¡Qué malestar!

El mañana asoma entre nubes
de un cielo turbio
con alas de arcángeles-átomos
como un anuncio.

Estamos siempre a la merced
de una cruzada.
Por nuestras venas corre sangre
de catarata.

Así vivimos sin saber
si el aire es nuestro.
Quizá muramos en la calle,
quizá en el lecho.

Somos entre tanto felices.
Seven o'clock.
Todo es bar y delicia oscura.
¡Televisión!
Clamor


GERARDO DIEGO

EL CIPRÉS DE SILOS
Enhiesto surtidor de sombra y sueño
que aongojas el cielo con tu lanza.
Chorro que a las estrellas casi alcanza
devanado a sí mismo en loco empeño.

Mástil de soledad, prodigio isleño;
flecha de fe, saeta de esperanza.
Hoy llegó a ti, riberas del Arlanza,
peregrina al azar, mi alma sin dueño.

Cuando te vi, señero, dulce, firme,
qué ansiedades sentí de diluirme
y ascender como tú, vuelto en cristales,

como tú, negra torre de arduos filos,
ejemplo de delirios verticales,
mudo ciprés en el fervor de Silos.


EMILIO PRADOS

COPLA
Algo me llama en la noche.
No sé qué es...

Algo en la noche me llama.
¡Miedo me da!

En la noche me entraré;
pero... ¿saldré?

¡Miedo me da!


LUIS CERNUDA

NO DECÍA PALABRAS
No decía palabras,
acercaba tan sólo un cuerpo interrogante,
porque ignoraba que el deseo es una pregunta
cuya respuesta no existe,
una hoja cuya rama no existe,
un mundo cuyo cielo no existe.

La angustia se abre paso entre los huesos,
remonta por las venas
hasta abrirse en la piel,
surtidores de sueño
hechos carne en interrogación vuelta a las nubes.

Un roce al paso,
una mirada fugaz entre las sombras,
bastan para que el cuerpo se abra en dos,
ávido de recibir en sí mismo
otro cuerpo que sueñe;
mitad y mitad, sueño y sueño, carne y carne,
iguales en figura, iguales en amor, iguales en deseo.

Aunque sólo sea una esperanza,
porque el deseo es una pregunta cuya respuesta nadie sabe.


RAFAEL ALBERTI

El mar. La mar.
El mar. ¡Sólo la mar!
¿Por qué me trajiste, padre,
a la ciudad?
¿Por qué me desenterraste
del mar?
En sueños, la marejada
me tira del corazón.
Se lo quisiera llevar.
Padre, ¿Por qué me trajiste acá?

jueves, 24 de febrero de 2011

GARCILASO DE LA VEGA

ÉGLOGA I

AL VIRREY DE NÁPOLES
Personas: SALICIO, NEMOROSO


El dulce lamentar de dos pastores,
Salicio juntamente y Nemoroso,
he de cantar, sus quejas imitando;
cuyas ovejas al cantar sabroso
estaban muy atentas, los amores,
de pacer olvidadas, escuchando.
Tú, que ganaste obrando
un nombre en todo el mundo
y un grado sin segundo,
agora estés atento sólo y dado
al ínclito gobierno del estado
albano, agora vuelto a la otra parte,
resplandeciente, armado,
representando en tierra el fiero Marte;


agora, de cuidados enojosos
y de negocios libre, por ventura
andes a caza, el monte fatigando
en ardiente ginete, que apresura
el curso tras los ciervos temerosos,
que en vano su morir van dilatando:
espera, que en tornando
a ser restitüido
al ocio ya perdido,
luego verás ejercitar mi pluma
por la infinita, innumerable suma
de tus virtudes y famosas obras,
antes que me consuma,
faltando a ti, que a todo el mundo sobras.


En tanto que’ste tiempo que adevino
viene a sacarme de la deuda un día
que se debe a tu fama y a tu gloria
(que’s deuda general, no sólo mía,
mas de cualquier ingenio peregrino
que celebra lo digno de memoria),
el árbol de victoria
que ciñe estrechamente
tu glorïosa frente
de lugar a la hiedra que se planta
debajo de tu sombra y se levanta
poco a poco, arrimada a tus loores;
y en cuanto esto se canta,
escucha tú el cantar de mis pastores.


Saliendo de las ondas encendido,
rayaba de los montes el altura
el sol, cuando Salicio, recostado
al pie d’una alta haya, en la verdura
por donde una agua clara con sonido
atravesaba el fresco y verde prado;
él, con canto acordado
al rumor que sonaba
del agua que pasaba,
se quejaba tan dulce y blandamente,
como si no estuviera de allí ausente
la que de su dolor culpa tenía,
y así como presente,
razonando con ella, le decía:


SALICIO
¡Oh más dura que mármol a mis quejas
y al encendido fuego en que me quemo
más helada que nieve, Galatea!
Estoy muriendo, y aun la vida temo;
témola con razón, pues tú me dejas,
que no hay sin ti el vivir para qué sea.
Vergüenza he que me vea
ninguno en tal estado,
de ti desamparado,
y de mí mismo yo me corro agora.
¿D’un alma te desdeñas ser señora
donde siempre moraste, no pudiendo
della salir un hora?
Salid sin duelo, lágrimas, corriendo.

El sol tiende los rayos de su lumbre
por montes y por valles, despertando
las aves y animales y la gente:
cuál por el aire claro va volando,
cuál por el verde valle o alta cumbre
paciendo va segura y libremente,
cuál con el sol presente
va de nuevo al oficio
y al usado ejercicio
do su natura o menester l’inclina;
siempre está en llanto esta ánima mezquina,
cuando la sombra el mundo va cubriendo
o la luz se avecina.
Salid sin duelo, lágrimas, corriendo.


Y tú, desta mi vida ya olvidada,
sin mostrar un pequeño sentimiento
de que por ti Salicio triste muera,
dejas llevar, desconocida, al viento
el amor y la fe que ser guardada
eternamente solo a mí debiera.
¡Oh Dios!, ¿por qué siquiera,
pues ves desde tu altura
esta falsa perjura
causar la muerte d’un estrecho amigo,
no recibe del cielo algún castigo?
Si en pago del amor yo estoy muriendo,
¿qué hará el enemigo?
Salid sin duelo, lágrimas, corriendo.


Por ti el silencio de la selva umbrosa,
por ti la esquividad y apartamiento
del solitario monte m’agradaba;
por ti la verde hierba, el fresco viento,
el blanco lirio y colorada rosa
y dulce primavera deseaba.
¡Ay, cuánto m’engañaba!
¡Ay, cuán diferente era
y cuán d´otra manera
lo que en tu falso pecho se escondía!
Bien claro con su voz me lo decía
la siniestra corneja, repitiendo
la desventura mía.
Salid sin duelo, lágrimas, corriendo.


¡Cuántas veces, durmiendo en la floresta,
reputándolo yo por desvarío,
vi mi mal entre sueños, desdichado!
Soñaba que en el tiempo del estío
llevaba (por pasar allí la siesta)
a abrevar en el Tajo mi ganado;
y después de llegado,
sin saber de cuál arte,
por desusada parte
y por nuevo camino el agua s’iba;
ardiendo yo con la calor estiva,
el curso enajenado iba siguiendo
del agua fugitiva.
Salid sin duelo, lágrimas, corriendo.


Tu dulce habla ¿en cúya oreja suena?
Tus claros ojos, ¿a quién los volviste?
¿Por quién tan sin respeto me trocaste?
Tu quebrantada fe, ¿dó la pusiste?
¿Cuál es el cuello que como en cadena
de tus hermosos brazos añudaste?
No hay corazón que baste,
aunque fuese de piedra,
viendo mi amada hiedra
de mí arrancada, en otro muro asida,
y mi parra en otro olmo entretejida,
que no s’esté con llanto deshaciendo
hasta acabar la vida.
Salid sin duelo, lágrimas, corriendo.


¿Qué no s’esperará d’aquí adelante,
por difícil que sea y por incierto,
o qué discordia no será juntada?
Y juntamente ¿qué terná por cierto,
o qué de hoy más no temerá el amante,
siendo a todo materia por ti dada?
Cuando tú enajenada
de mi cuidado fuiste,
notable causa diste,
y ejemplo a todos cuantos cubre’l cielo,
que’l más seguro tema con recelo
perder lo que estuviere poseyendo.
Salid fuera sin duelo,
salid sin duelo, lágrimas, corriendo.


Materia diste al mundo de’speranza
d’alcanzar lo imposible y no pensado
y d’hacer juntar lo diferente,
dando a quien diste el corazón malvado,
quitándolo de mí con tal mudanza,
que siempre sonará de gente en gente.
La cordera paciente
con el lobo hambriento
hará su ajuntamiento,
y con las simples aves sin rüido
harán las bravas sierpes ya su nido,
que mayor diferencia comprehendo
de ti al que has escogido.
Salid sin duelo, lágrimas, corriendo.


Siempre de nueva leche en el verano
y en el invierno abundo; en mi majada
la manteca y el queso está sobrado.
De mi cantar, pues, yo te via agradada
tanto, que no pudiera el mantüano
Títero ser de ti más alabado.
No soy, pues, bien mirado,
tan diforme ni feo,
que aun agora me veo
en esta agua que corre clara y pura,
y cierto no trocara mi figura
con ese que de mí s’está reyendo:
¡trocara mi ventura!
Salid sin duelo, lágrimas, corriendo.


¿Cómo te vine en tanto menosprecio?
¿Cómo te fui tan presto aborrecible?
¿Cómo te faltó en mí el conocimiento?
Si no tuvieras condición terrible,
siempre fuera tenido de ti en precio,
y no viera este triste apartamiento.
¿No sabes que sin cuento
buscan en el estío
mis ovejas el frío
de la sierra de Cuenca, y el gobierno
del abrigado Estremo en el invierno?
Mas ¿qué vale el tener, si derritiendo
m’estoy en llanto eterno?
Salid sin duelo, lágrimas, corriendo.


Con mi llorar las piedras enternecen
su natural dureza y la quebrantan;
los árboles parece que s’inclinan;
las aves que m’escuchan, cuando cantan,
con diferente voz se condolecen
y mi morir cantando m’adevinan;
las fieras que reclinan
su cuerpo fatigado
dejan el sosegado
sueño por escuchar mi llanto triste.
Tú sola contra mí t’endureciste,
los ojos aun siquiera no volviendo
a los que tú hiciste
salir, sin duelo, lágrimas corriendo.


Mas ya que a socorrerme aquí no vienes,
no dejes el lugar que tanto amaste,
que bien podrás venir de mí segura.
Yo dejaré el lugar do me dejaste;
ven si por solo aquesto te detienes.
Ves aquí un prado lleno de verdura,
ves aquí un’ espesura,
ves aquí un’ agua clara,
en otro tiempo cara,
a quien de ti con lágrimas me quejo;
quizá aquí hallarás, pues yo m’alejo,
al que todo mi bien quitar me puede,
que pues el bien le dejo,
no es mucho que’l lugar también le quede.


Aquí dio fin a su cantar Salicio,
y sospirando en el postrero acento,
soltó de llanto una profunda vena;
queriendo el monte al grave sentimiento
d’aquel dolor en algo ser propicio,
con la pesada voz retumba y suena;
la blanda Filomena,
casi como dolida
y a compasión movida,
dulcemente responde al son lloroso.
Lo que cantó tras esto Nemoroso,
decidlo vos, Pïérides, que tanto
no puedo yo ni oso,
que siento enflaquecer mi débil canto.


NEMOROSO
Corrientes aguas puras, cristalinas,
árboles que os estáis mirando en ellas,
verde prado de fresca sombra lleno,
aves que aquí sembráis vuestras querellas,
hiedra que por los árboles caminas,
torciendo el paso por su verde seno:
yo me vi tan ajeno
del grave mal que siento,
que de puro contento
con vuestra soledad me recreaba,
donde con dulce sueño reposaba,
o con el pensamiento discurría
por donde no hallaba
sino memorias llenas d’alegría.


Y en este mismo valle, donde agora
me entristezco y me canso en el reposo,
estuve ya contento y descansado,
¡Oh bien caduco, vano y presuroso!
Acuérdome, durmiendo aquí algún hora,
que, despertando, a Elisa vi a mi lado.
¡Oh miserable hado!
¡Oh tela delicada,
antes de tiempo dada
a los agudos filos de la muerte!
Más convenible fuera aquesta suerte
a los cansados años de mi vida,
que’s más que’l hierro fuerte,
pues no la ha quebrantado tu partida.


¿Dó están agora aquellos claros ojos
que llevaban tras sí, como colgada,
mi alma, doquier que ellos se volvían?
¿Dó está la blanca mano delicada,
llena de vencimientos y despojos,
que de mí mis sentidos l’ofrecían?
Los cabellos que vían
con gran desprecio al oro
como a menor tesoro
¿adónde están, adónde el blanco pecho?
¿Dó la columna qu’el dorado techo
con proporción graciosa sostenía?
Aquesto todo agora ya s’encierra,
por desventura mía,
en la escura, desierta y dura tierra.


¿Quién me dijera, Elisa, vida mía,
cuando en aqueste valle al fresco viento
andábamos cogiendo tiernas flores,
que habia de ver, con largo apartamiento,
venir el triste y solitario día
que diese amargo fin a mis amores?
El cielo en mis dolores
cargó la mano tanto,
que a sempiterno llanto
y a triste soledad me ha condenado;
y lo que siento más es verme atado
a la pesada vida y enojosa,
solo, desamparado,
ciego, sin lumbre en cárcel tenebrosa.


Después que nos dejaste, nunca pace
en hartura el ganado ya, ni acude
el campo al labrador con mano llena;
no hay bien qu’en mal no se convierta y mude.
La mala hierba al trigo ahoga, y nace
en lugar suyo la infelice avena;
la tierra, que de buena
gana nos producía
flores con que solía
quitar en sólo vellas mil enojos,
produce agora en cambio estos abrojos,
ya de rigor d’espinas intratable.
Yo hago con mis ojos
crecer, lloviendo, el fruto miserable.


Como al partir del sol la sombra crece,
y en cayendo su rayo, se levanta
la negra escuridad que’l mundo cubre,
de do viene el temor que nos espanta
y la medrosa forma en que s’ofrece
aquella que la noche nos encubre
hasta que’l sol descubre
su luz pura y hermosa,
tal es la tenebrosa
noche de tu partir en que he quedado
de sombra y de temor atormentado,
hasta que muerte’l tiempo determine
que a ver el deseado
sol de tu clara vista m’encamine.


Cual suele’l ruiseñor con triste canto
quejarse, entre las hojas escondido,
del duro labrador que cautamente
le despojó su caro y dulce nido
de los tiernos hijuelos entretanto
que del amado ramo estaba ausente,
y aquel dolor que siente,
con diferencia tanta
por la dulce garganta,
despide, que a su canto el aire suena,
y la callada noche no refrena
su lamentable oficio y sus querellas,
trayendo de su pena
el cielo por testigo y las estrellas,


desta manera suelto yo la rienda
a mi dolor y ansí me quejo en vano
de la dureza de la muerte airada;
ella en mi corazón metió la mano
y d’allí me llevó mi dulce prenda,
que aquél era su nido y su morada.
¡Ay, muerte arrebatada,
por ti m’estoy quejando
al cielo y enojando
con importuno llanto al mundo todo!
El desigual dolor no sufre modo;
no me podrán quitar el dolorido
sentir si ya del todo
primero no me quitan el sentido.


Tengo una parte aquí de tus cabellos,
Elisa, envueltos en un blanco paño,
que nunca de mi seno se m’apartan;
descójolos, y de un dolor tamaño
enternecer me siento que sobre’llos
nunca mis ojos de llorar se hartan.
Sin que d’allí se partan,
con sospiros calientes,
más que la llama ardientes,
los enjugo del llanto, y de consuno
casi, los paso y cuento uno a uno;
juntándolos, con un cordón los ato.
Tras esto el importuno
dolor me deja descansar un rato.


Mas luego a la memoria se m’ofrece
aquella noche tenebrosa, escura,
que siempre aflige esta ánima mezquina
con la memoria de mi desventura.
Verte presente agora me parece
en aquel duro trance de Lucina;
y aquella voz divina,
con cuyo son y acentos
a los airados vientos
pudieran amansar, que agora es muda,
me parece que oigo, que a la cruda,
inexorable diosa demandabas
en aquel paso ayuda;
y tú, rústica diosa, ¿dónde estabas?


¿Íbate tanto en perseguir las fieras?
¿Íbate tanto en un pastor dormido?
¿Cosa pudo bastar a tal crüeza,
que, comovida a compasión, oído
a los votos y lágrimas no dieras,
por no ver hecha tierra tal belleza,
o no ver la tristeza
en que tu Nemoroso
queda, que su reposo
era seguir tu oficio, persiguiendo
las fieras por los montes y ofreciendo
a tus sagradas aras los despojos?
¡Y tú, ingrata, riendo
dejas morir mi bien ante mis ojos!


Divina Elisa, pues agora el cielo
con inmortales pies pisas y mides,
y su mudanza ves, estando queda,
¿por qué de mí te olvidas y no pides
que se apresure el tiempo en que este velo
rompa del cuerpo y verme libre pueda,
y en la tercera rueda,
contigo mano a mano,
busquemos otro llano,
busquemos otros montes y otros ríos,
otros valles floridos y sombríos
donde descanse y siempre pueda verte
ante los ojos míos,
sin miedo y sobresalto de perderte?


Nunca pusieran fin al triste lloro
los pastores, ni fueran acabadas
las canciones que solo el monte oía,
si mirando las nubes coloradas,
al tramontar del sol orladas d’oro,
no vieran que era ya pasado el día;
la sombra se veía
venir corriendo apriesa
ya por la falda espesa
del altísimo monte, y recordando
ambos como de sueño, y acusando
el fugitivo sol, de luz escaso,
su ganado llevando,
se fueron recogiendo paso a paso.

www.cervantesvirtual.com

lunes, 21 de febrero de 2011

EL CUBISMO



Aquí os dejo algunos ejemplos representativos de la pintura cubista. Saca tus propias conclusiones con respecto a sus relaciones con la literatura.

miércoles, 16 de febrero de 2011

Teatro en el pueblo

Miércoles 16 de febrero: Teatro: “El médico a Palos” Autor: Moliere.
Compañía: La Mancha.
Adaptación y Dramaturgia: José Colmenero Encarnación
Reparto: Salvador Hervás, José Ramón Delgado, Ángela Gutiérrez, Antonia Maxía, Francisco Molina, Fuencisla Salcedo, Cipriano Trujillo.
22:00 horas. Auditorio Municipal de San Clemente.Red de Teatros de Castilla La Mancha

viernes, 11 de febrero de 2011

La Fundación

La Fundación acoge con brisas de sosiego
a un blanco ratoncillo para quien forman nido
las manos de mi novia. Lo miro confundido
y ella musita: Pobre ratón ciego.


A entender no me atrevo la pupila insistente
de esa mujer que avisa de engaños y agonías.
La Fundación me ampara, me colma de alegrías.
Los compañeros ríen tenuemente.


Blancas cunas del sueño para un ratón herido,
libros, manjares, música, televisor, bebidas.
Espectrales riquezas, formas desvanecidas
si me despierta el aire estremecido.


Dormiré. Que el fantasma de mis brazos ansiosos
palpe ilusorios bienes, la imagen de la amada.
Si escondo alguna culpa, de nadie sea notada.
Oír no quiero avisos misteriosos.


Dice una voz amiga: La sombra de las rejas
astilla tu campana de cristal irisado.
Por sus facturas negras la novia se ha escapado.
Quiebra también tus cobardías viejas.

Has de excavar un túnel angosto, frío y duro,
para ganar los soles, las fuentes y los valles.
Una topera honda a cuyo extremo halles
otro paisaje esmeraldino y puro.


En él te aguarda ella: tierna figura viva
junto a una transparente Fundación de diamante.
Beatriz recordaba por otro humilde Dante
que huella al fin la tierra decisiva.

Y yo aún querría el túnel ignorar, el martirio
de obligarme a zaparlo con desolladas manos.
Quisiera todavía reclinarme en los vanos
espectros que acristalan mi delirio.

Pero los compañeros de risa misteriosa
salieron uno a uno, con miedo y  con coraje,
por una innoble puerta, no a un túnel, no a un paisaje,
sino al encuentro de su propia fase.

Minaremos entonces, tú y yo, supervivientes,
la Fundación helada, los obstinados muros.
Quizá amanezca el día tras sótanos oscuros
donde la nada mueve sus torrentes.

Clara centella alcemos, que su fulgor avanza
mientras reptamos sucios, famélicos, atroces.
De las cegadas voces parecen llevar voces.
Todo nos falta menos la esperanza.

Antonio Buero Vallejo

miércoles, 9 de febrero de 2011

Criaturas del Piripao

Como os había comentado en las clases, a finales de febrero sale a la venta la primera novela de mi compañero José Urbano Hortelano (Pepe). Os invito a leer esta obra.

lunes, 7 de febrero de 2011

¿Qué es realmente la fundación?


Tras la primera lectura en clase de la obra de Buero Vallejo has podido observar que no todo es lo que parece. Reflexiona sobre lo que es en realidad la fundación. Recuerda que alguno de tus compañeros ha hablado de un manicomio, una "rara" asociación... Da tu opinión.

jueves, 27 de enero de 2011

La fundación





Los días 3 y 4 de febrero comenzaremos a leer en clase La fundación de Antonio Buero Vallejo. El 3 tendrán que traer el libro los alumnos de 4º ESO C y el 4, los de 4º ESO B.

miércoles, 26 de enero de 2011

Textos expositivos no académicos


A finales de enero veremos en clase los textos expositivos no académicos. Aquí tenéis unos modelos que utilizaremos el lunes día 7.

La Celestina

Aquí tenéis una escena de la película de La Celestina, protagonizada por Penélope Cruz y Juan Diego Botto.





martes, 25 de enero de 2011

BLOG DE ORIENTACIÓN

En esta entrada os proporciono el enlace al blog de orientación de Julia. En él podéis encontrar información sobre las posibles salidas al terminar la ESO. Podéis consultar el blog desde vuestras casas y comentar toda la información con vuestros padres.

martes, 18 de enero de 2011

A tres metros sobre el cielo

Aquí tenéis el trailler de la película A tres metros sobre el cielo, libro que tenéis que leer para la 2ª Evaluación. Recordad que el contenido del libro y el de la película no coinciden. ¡A leer!

viernes, 14 de enero de 2011

Don Juan Manuel

En diciembre vimos la obra de Don Juan Manuel, El conde Lucanor. A través de este enlace, podéis leer alguno de los cuentos de dicha obra.

TRABAJO DE LA CELESTINA


En el trabajo de La Celestina deben aparecer los siguientes apartados:
- Introducción
- Análisis del personaje en cuestión
- Conclusiones
- Valoración personal (de la obra completa)